
pero mientras construimos no siempre
sabemos cuál es cada una.
¿Qué es lo correcto? ¿Lo que nos enseñaron
que debemos sentir o lo que realmente sentimos? Solamente en esas situaciones,
cuando miramos en nuestro interior sin que logremos ver nada, es cuando nos
damos cuenta de que no somos lo que creemos, que somos más complejos, que no
somos nieve en el invierno, ni podemos sobrevivir si sentimos que algo falta.
Tal vez sea porque estamos incompletos.
Tal vez nazcamos siendo un alma en más de
un cuerpo, como varios pétalos de una misma flor o como piezas de un puzle que
no logra completarse. Tal vez no sepamos dónde están el resto de piezas, y tal
vez sea en esa búsqueda ciega donde reside el auténtico sentido de nuestra
vida.
Sin embargo, puede que no sea tan malo
vivir otro sinsentido, pues estas pantomimas constantemente nos rodean. Somos
una parodia de existencia, algo que complicamos porque no entendemos. No somos
solo biología, ni tampoco solo alma. Somos música, poesía, besos que no pedimos
y llanto que escondemos. Somos el café de los martes, la mirada perdida en el
bus, ese viaje a ninguna parte cada verano y esa noche que, cuando amanece, nos
recuerda que el miedo a la muerte solo es miedo a dejar de sentirnos vivos.
Álvaro Funes Jiménez
(@aalvarofunes)
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