martes, 15 de septiembre de 2015

Un te quiero que hace daño.

Preferí apretar las espinas, antes que oler todas las flores,
Para huir de los problemas no había libro de instrucciones,
Tuve que enfrentarlos con el miedo en la garganta,
acepté sus condiciones y guardé un As en mi manga.

Aprendí  varias lecciones, de esas que nadie ya niega,
como que el mejor jardín, sólo con paciencia se riega,
si hoy no entras en mi vida me mantendré a la espera,
que lo importante de esta vida no sé paga con monedas,

perdí amigos, de esos a los que dije “ te quiero”, y ahora han llegado otros,
y no sabría estar sin ellos, la vida es una noria describiendo un ciclo cerrado,
ya no sé si todos cambian, o soy yo el que se ha estancado.

Será más fácil quitarme la ropa, a quitarme los ideales,
una mente vacía no puede conquistar a nadie,
me mantuve en mi camino a pesar de ver finales,
con las voces de mi cabeza esa noche tuve un baile.
Y grité, a pesar de ser en balde, encontré un corazón capaz de desarmarme,
perdí el miedo a las cicatrices,
me hice preso del hastío,
en el pozo de tu mirada hice mi salto al vacío.

Mis dedos ahora conocen, el perímetro de tu cintura,
trepé la cuerda de mi cordura para poder estar a tu altura,
viendo todo desde arriba aprecié otro color, e hice añicos la armadura de mi duro corazón.

Un puñado de escalofríos que el ártico también quema,
yo prefiero un verso frío a un alma que envenena,
prefiero este quejío a otro puñado de letras.

Intenté vagar sólo, cómo oveja descarriada del rebaño,
viendo cómo cortaban mis alas conforme iba cumpliendo años

Y aprendí que nada es más sincero, que un te quiero que hace daño.

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