domingo, 13 de septiembre de 2015

Ahora sin Límites



 


Sigo mirando por la ventana y veo el reflejo de un tipo que se parece a mí. Consigo llamarle la atención con la luz de que desprende mi cigarrillo mientras le doy una calada.
Ahora recuerdo los días que pasaba con esa mirada, perdida y sin rumbo fijo. Creía que había perdido algo importante por no poder oler el perfume de una mujer, aquella mujer. Con las lágrimas que perdí, podría haber llenado un mar y atravesarlo con un barco. Gracias a dios no lo hice, en ese momento podría haber tenido una de las tentaciones suicidas y naufragar por el simple hecho de no ver fin a mi tragedia.
Creía que el aire no lo merecía y que solo ella tenía el derecho de darme oxígeno. ¡Qué equivocado estuve! Ahora miro el cielo y no veo fronteras para el viento.  La tierra está plagada de ellas pero nosotros somos los que le damos importancia. Este mundo es demasiado pequeño para limitarse en vivir en un lugar y solo, solo… imaginar otros lugares sin tener el coraje de viajar a esos sitios.
Estoy seguro que ahora la veo y no podría ser lo mismo. Te agradezco que me hayas destrozado por dentro y desperdigado los restos por todos los roncones. Mientras fui buscando, y recomponiéndome, he cambiado. Ya no soy el mismo que conociste… No diré que soy mas maduro, no me corresponde calificarme de esa manera. Pero puedo decir que no me ataré tan fácilmente a tus mentiras ni a tu escote de vértigo. 
Sonrío cuando veo aquel tipo en la calle, él está pasando por lo mismo y le aseguro, aunque no me crea, que cuando esta etapa pase, él será alguien nuevo y dispuesto comerse el mundo por los pies.
Nosotros somos los límites y las fronteras están en nuestras cabezas. Seamos sensatos y un corazón roto no es el fin de nuestro mundo, sino el comienzo de uno nuevo mas bello e imperfecto.  

David R. Prieto

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